Hoy como ayer, mañana como hoy,
¡y siempre igual!
un cielo gris, un horizonte eterno,
¡y andar... andar!
Moviéndose a compás, como una estúpida
máquina, el corazón;
la torpe inteligencia, del cerebro
dormía en un rincón.
El alma, que ambiciona un paraíso,
buscándolo sin fe;
fatiga, sin objeto, ola que rueda
ignorando por qué.
Voz que incesante con el mismo tono
canta el mismo cantar;
gota de agua monótona que cae,
y cae sin cesar.
Así van deslizándose los días
unos de otros en pos,
hoy lo mismo que ayer... y todos ellos
sin goce ni dolor.
¡Ay! a veces me acuerdo suspirando
del antiguo sufrir...
Amargo es el dolor; pero siquiera
¡padecer es vivir!
¡y siempre igual!
un cielo gris, un horizonte eterno,
¡y andar... andar!
Moviéndose a compás, como una estúpida
máquina, el corazón;
la torpe inteligencia, del cerebro
dormía en un rincón.
El alma, que ambiciona un paraíso,
buscándolo sin fe;
fatiga, sin objeto, ola que rueda
ignorando por qué.
Voz que incesante con el mismo tono
canta el mismo cantar;
gota de agua monótona que cae,
y cae sin cesar.
Así van deslizándose los días
unos de otros en pos,
hoy lo mismo que ayer... y todos ellos
sin goce ni dolor.
¡Ay! a veces me acuerdo suspirando
del antiguo sufrir...
Amargo es el dolor; pero siquiera
¡padecer es vivir!
Como vemos en estos poemas la vida para Bécquer después del
fracaso amoroso, es una vida muy monótona, sin ningún aliciente, y que son todo
los días iguales, y dice que prefería sufrir que aunque era amargo el dolor,
por lo menos vivía. Y que todo le salé mal.
Estructura
Interna:
En la primera estrofa, Bécquer expresa su rechazo a la vida,
todo lo ve negro, todo le va mal, siempre es lo mismo.
En la segunda
estrofa, desprecia al cuerpo, cada elemento cumple su función, como el corazón,
como si fuese una simple máquina que sigue unas instrucciones.
En la tercera estrofa
hace referencia al alma, intenta buscar un sitio agradable sin ninguna ilusión,
no cree que vaya a encontrar ese sitio dónde sentirse bien, ignorando el
motivo.
En la cuarta estrofa,
siente que todo es lo mismo, como una rutina que se repite sin parar.
En la quinta estrofa
los días pasan sin ningún acontecimiento, ve que cada día es lo mismo, no hay
ninguna novedad, no hay ninguna alegría ni ninguna desgracia, simplemente no
pasa nada.
En la sexta estrofa
recuerda sus vivencias y por lo que sufrió en un tiempo pasado, expone el dolor
como amargo, como algo malo, ni siquiera el dolor es una forma de vivir.
Externa:
La rima está compuesta por seis estrofas, de cuatro versos
cada una endecasílabos y PENTAsílabos en la primera estrofa y endecasílabos y
heptasílabos en todas las demás, de rima asonante en los versos pares (-á).
Aparecen diferentes
recursos retóricos:
-La exclamación retórica en el verso 2 quiere que destaque
lo que dice y siempre va entre exclamaciones “¡y siempre igual!” también
aparece en el verso 21 ¡Ay!.
- La comparación, en los versos 5 y 6 (“como una estúpida
máquina, el corazón”) ,
- La personificación, en los versos 7 y 8 “La torpe
inteligencia del cerebro, dormida en un rincón”, hace referencia a que la
inteligencia se pierde porque no se utiliza, también aparece en el verso 9, “El
alma, que ambiciona un paraíso”, el alma busca un sitio agradable dónde poder
sentirse bien.
- Metáfora: En el
verso 3, podemos encontrar “un horizonte eterno” que se refiere al horizonte
que cuando se mira no parece que vaya a acabar.
En conclusión, Bécquer en esta rima se encuentra deprimido,
ve cercana la muerte, ya que ve como su cuerpo cada vez funciona más lento, no
tiene ganas de vivir, ve la vida como una monotonía. Encuentro que muchas
personas se pueden identificar con esta rima de Bécquer y con muchas más de
este cuarto bloque, las personas que ven cerca su final o su vida es una rutina
sin ninguna ilusión y sin ningún sueño que les motive, pueden ver la vida igual
que él, se pueden sentir identificadas a la perfección con éste.
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